miércoles, 27 de noviembre de 2013

El menosprecio y la vulneración.



Un cambio en la manera de entender la realidad vulnerada.

Desde la creación del SENAME alrededor de la década de 1980 en adelante se ha colocado dentro de la agenda nacional el cuidado e integridad de los niños en condiciones vulnerables, aunque si bien antes ya existían organismos dedicados a esto, la creación del SENAME fue la medida para lograr legislar sobre el cuidado y mantención de estos niños en los diversos centros a lo largo del país.
Pero es al momento de fijar la vista en el trato hacia los jóvenes vulnerados cuando comienzan a aparecer diversas prácticas que son inquietantes para el futuro de los jóvenes y la población en general, pues hay actitudes que salen del circulo de vulneración y se instalan en el inconsciente colectivo, al borde de prácticas y actitudes como el racismo, clasismo y el rechazo prejuicioso. Aquí es donde nos encontramos con el concepto de menosprecio y sus consecuencias en la cotidianeidad de los jóvenes vulnerados, específicamente me refiero al daño moral que se otorga al menospreciar, en este caso a los jóvenes vulnerados, pero que es posible expandir a la totalidad de las personas a través de diversos ejemplos. Este tipo de actitudes posee una característica especial en lo que a sus consecuencias se refiere y como mencione anteriormente, es el daño moral que, a diferencia de daño físico mantiene una línea diferente en cuanto a su recuperación. Cabe destacar que el daño físico se puede transformar en daño moral si “La persona afectada ve en él una actuación que lo menosprecia intencionalmente en un aspecto esencial de su bienestar; no es ya dolor físico como tal, sino la conciencia resultante de no ser reconocido en la propia concepción que uno tiene de sí mismo lo que constituye la condición de daño moral.” (Honneth, 2009, p. 24)
Frente a esto surge una serie de consecuencias que  creemos invisibles, pero que tal vez no lo son y solamente están siendo ignoradas por el SENAME y también por la sociedad, pues básicamente  estamos frente a una realidad que en su mayoría menosprecia a las personas que viven la vulneración sin tener en cuenta las problemáticas que esto trae consigo, estas pueden ser de índole netamente personal para aquellos que son menospreciados, pero que al ser entendidas en su totalidad pasan a ser un problema más de la vulneración, en este caso un problema de índole psicológica que necesita ser atendido para lograr que los jóvenes que atiende el Sename logren desarrollar una autoimagen que este libre, o al menos lo más posible, de aquella visión menospreciada de su condición para que así su “integración” a la sociedad esté libre de daños morales en su consciencia.
Una de las formas de evitar esto yace en las manos del SENAME a través de la ayuda psicológica que les puede ofrecer a los jóvenes que mantiene en sus centros, y por otra parte un aporte positivo a este intento de resolución de la problemática del menosprecio está en la educación de la sociedad sobre la condición de persona que todos los integrantes de esta mantienen para lograr borrar los estigmas y prejuicios que existen en torno a la vulneración de estos jóvenes.
Por lo tanto es de mucha importancia buscar las instancias donde sea posible educar a la sociedad sobre la igualdad de nuestra condición de ser humano y buscar también que el SENAME se haga cargo del bienestar psicológico de estos jóvenes, pues está de más recalcar que la vulneración a la que ellos se ven expuestos no ha sido decisión de ellos, y que las consecuencias que esto trae no pueden ser controladas por ellos mientras no reciban una formación que busque su bienestar más que su integración a la sociedad como si de rehabilitación se tratara.

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